domingo, 8 de julio de 2012

Félix Bernardino fundó el grupo paramilitar “Jinetes del Este”


Se caracterizó por los abusos contra personas indefensas y se le atribuyen diversos crímenes contra adversarios de Trujillo
Escrito por: Chichí De Jesús Reyes
 ( Chichidejesus46@hotmail.com)
Su verdadero nombre era Félix Wenceslao Bernardino y Evangelista (Buchilai), nacido en El Seibo y fallecido en Nueva York, el 18 de marzo de 1982.
El tirano Rafael L. Trujillo, en la adolescencia, trabajo con su padre, Alvaro  Bernardino, en una colonia  cañera ubicada en El Cabresto,   Guerra, Distrito Nacional. De ahí el estrecho vínculo de los Bernardino con el futuro dictador.
A principios de la dictadura trujillista guardó prisión en la fortaleza Ozama por haber asesinado  al   señor Amable Dalmasí, tronco de una apreciada familia de Higuey y El Seibo y  desde la cárcel se recibió  de doctor en Derecho en la universidad de Santo Domingo.
Una vez graduado envió una carta a Trujillo recordándole sus vivencias en la finca de su padre y  con elogios a su gobierno por promover un régimen carcelario que permitía a los presos estudiar y  hacer una profesión.
Hombre duro en la acción, nunca vaciló  para realizar las mayores tareas a favor de “mi generalísimo”, como llamaba a Trujillo. Fue cónsul en Nueva York, La Habana y Caracas, y en su gestión desaparecieron varios dominicanos contrarios a Trujillo.

Desde joven Buchilai cultivó varias disciplinas. Además de sus estudios regulares, fue boxeador, promotor de boxeo, director de grupos musicales en el país y en el  exterior. Era un hombre vivaz y de expresiones varoniles.
Fue pendenciero y busca pleitos con lances callejeros o en sitios públicos. Se caracterizaba por cometer abusos contra los mas  débiles y por ridiculizar  a sus semejantes.
Vivía en la sección El Pitado, a poca distancia del Cruce de Pavón, en la carretera Mella,  que conduce a Higuey, donde explotó una finca con una extensión superior a las 30 mil tareas, cuyo  origen de adquisición nunca pudo establecerse.
A mediados de 1963, en el gobierno del Consejo de Estado, el Instituto Agrario distribuyo entre campesinos  parte de las tierras de Bernardino. Años después Buchilai no solamente recuperó los predios sino que logró un fallo condenatorio contra  Gulf and Western,  para que le pagara unos 250 mil pesos por el supuesto “usufructo indebido de sus tierras”.
 Otro fallo judicial revocó el anterior y la empresa norteamericana fue liberada de efectuar el pago a que había sido condenada.
En el Gobierno de Don Antonio  Guzmán, en la gestión de Eligio Jáquez en la Reforma Agraria,  y con  recursos provenientes del Fondo de Desarrollo del Este, la Gulf traspasó al IAD unas 30 mil tareas que fueron distribuidas en los programas  agrarios, las cuales, al igual que la otrora elegante casa de Bernardino y sus instalaciones, se encuentran en total estado de abandono.
A mediados de l959 Bernardino organizó en la región Este  la entidad denominada “Jinetes del Este”, con la finalidad de rendir un  homenaje al Jefe, integrada por agricultores, comerciantes, industriales y profesionales.
Además de  Buchilai otros orientadores del movimiento eran el Lic. Marino Goico, el Dr. Randolfo Bobadilla y el periodista Guarionex Aquino Morales.
La primera reunión constitutiva de la organización se celebró en la residencia de Bernardino, en la sección El Pintado, de Higüey, se dejó formado el Comité Ejecutivo que, como era de esperarse, encabezó su mentor y guía.
Luego de sucesivos encuentros que se alternaban en las ciudades cabeceras de los municipios orientales, se concretó que el homenaje a Trujillo consistiría en una demostración de respaldo en la ciudad capital, coincidiendo con el natalicio y  del caudillo, el Día de Sana Rafael.
En una ocasión los Jinetes del Este habían sido convocados a una reunión, a las 9:00 de la mañana, en Hato Mayor, y como los asistentes se retrasaron algunos minutos, Bernardino monto en cólera y decidió darse una “vueltecita” en su brioso caballo.
Penetró violentamente en su montura  al interior del restaurant donde tomaban tragos una veintena de posibles asistentes a la cita y la emprendió  con las bridas del corcel a muchos de los presentes, entre los cuales se encontraba el ex Senador de San Pedro de Macorís, Miguel Angel Acta Fadul, con quien el temido personaje sostuvo un  fuerte altercado.
En Hato Mayor también Bernardino cometió otro  abuso con un limpiabotas cuando el colaborador trujillista estimó que el adolescente le había interrumpido la marcha del caballo, desmontándose a prisa del animal y dándole varios macanazos que lo hizo sangrar profusamente. El incidente se resolvió “satisfactoriamente”  cuando el hombre fuerte dió órdenes en la Policía de que el lustrazapatos, golpeado y herido, fuera encerrado y sometido a la  justicia.
Antes de partir hacia Ciudad Trujillo a rendir el original homenaje al Jefe,  Buchilai hizo movilizar al gobernador de la provincia de El Seibo, don Pedro Pablo Villanueva, quien conjuntamente con el Dr. Bobadilla Beras, Marino Goico y Aquino Morales, tuvieron que trazar la ruta, sobre el terreno, por donde debía trasladarse la gran caballería oriental hacia la ciudad capital.  El último punto de reunión fue Guerra.
El homenaje  al dictador fue originalísimo, pero fueron muchas las personas que enfermaron y hasta murieron de la caminata a caballo.
Algunos intelectuales y potentados que sabían que el viaje les iba a producir problemas de salud, decidieron enviar sus caballos  con personas a quienes pagaron  y ellos se transportasen en automóviles, y ya en el puente Leonidas Radhamés (hoy Duarte), montarse y aparecer con la cabalgata que debía realizarse en la avenida George Washington.  Bernardino se enteró del “cambalache” por el chivateo que le hicieron allegados y confidentes de que muchas personalidades  se había trasladado en vehículos, y  a los culpables los desmontó de sus caballos en plena avenida, como fue el caso  del seibano Rubén Darío Aybar, ex gobernador provincial y otros poderosos ganaderos de Higuey y La Romana.
 Cincuenta y tres años se cumplieron en el    mes de julio  de  la creación  de los “Jinetes del Este”, grupo legionario de respaldo al gobierno de Rafael L. Trujillo.
UN APUNTE
La justicia
Tras la muerte de Trujillo, Bernardino fue juzgado en Santo Domingo, acusado de haber dado muerte, entre otros, a Héctor Barón García y a los hermanos Héctor y Pedro Díaz; de la muerte de Demetrio Castro; de causar heridas con lesión permanente a  dominicanos y haitianos, en la hacienda que poseía en El Pintado, de El Seibo.

1 comentario:

  1. Los Jinetes del Este no era organismo paramilitar

    La historia

    El licenciado Félix W. Bernardino, compró una finca en el cruce de Pavón, perteneciera a don Evangelista Espinosa, y la estaba remozando con empalizadas nuevas y alambradas pero en esos días regresó del exterior donde era jefe del caliesaje trujillista, y embajador.

    Un domingo, en la gallera del cruce de Pavón, apostó una suma de dinero contra un gallo giro, del afamado gallero Francisco -Nono- Torres, perdiendo la pelea, habilidosamente abandono la gallera retornando, dos domingos después saldando la deuda contraída, e invitándole a visitar su residencia donde libaron del dios Baco su mejor cosecha, y el mas ambarino color, y como decía Nono Torres, de mas exquisito sabor.

    Francisco-Nono- Torres- fue autorizado a invitar sus amigos para el domingo siguiente, ya que Bernardino había vivido mucho tiempo en el extranjero y carecía de relaciones amistosas. Ese domingo concurrieron al ágape bernardinista; Francisco -Nono- Torres, -Toñito- Fernández, Manuel Emilio Pumarol, Miguel Eneas Saviñon, Papito Rijo. Rodolfo Valdez Santana, quienes se fueron en un jeep Willys, color verde a dar un paseo, posesionándose debajo de una frondosa mata de mango, que cubría los rostros chamuscados de alcohol con la brisa regeneradora de oxigeno.

    El subsiguiente domingo, los invitados eran más que el cupo del jeep, ordenando el anfitrión al mayordomo que ensillara los caballos necesarios para hacer el recorrido a caballo. Razones por el cual una tarde de regreso, los jinetes, galleros, que acompañaban a Francisco –Nóno- Torres, a una sola voz contestaron, ¡Somos los jinetes del este!

    Acordaron conformar una asociación que se ocupara de cabalgar los domingos y días de fiestas, en cada uno de los municipios, y se reunirían en las fincas mas cercanas al pueblo. Don Luís Oscar Valdez, aportaría su finca de Los Palitos, para las reuniones. Era costumbre de los propietarios y ganaderos e hijos de éstos, efectuar paseos, a caballo, los domingos y días feriados, debido a la ausencia de vehículo en la ciudad.

    Durante el desfile del millón desfilaron los Jinetes del Este, o mejor dicho profesionales y terratenientes asustados vestidos de jinetes, temerosos del gángster Bernardino y de Trujillo el asesino.

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