domingo, 12 de mayo de 2013

Barrick, la montaña y el ratón


Narciso Isa Conde
La orientación gubernamental para emendar el contrato con Barrick Gold estuvo centrada en la obtención de limitados ingresos; mientras se le garantizaron a esa corporación enormes beneficios y casi todas las perversidades del contrato.

El gobierno dijo que del 2013 al 20016 recibirá 2,200 millones de dólares en lugar de 377 millones, es decir 6 veces más que antes, unos 650 millones anuales en los primeros tres años; luego los ingresos disminuyen dado que el total en 25 años  se estima en 11,500 millones.
Proclamó que obtendrá un 51.3% de las ganancias. Antes denunció que la proporción leonina era 97% la Barrick y 3 % el Gobierno, pero resulta que si solo va a recibir seis veces, eso es un 18%.
La verdad es que todos los minerales de Pueblo Viejo valen 70 mil millones de dólares y el país dueño solo recibirá unos 11,500 millones.
Obsérvese que el Presidente Medina  ha obviado concesiones graves:

-La Barrick dice haber invertido 4,000 millones de dólares en base a préstamos obtenidos en sus propias entidades financieras y con garantía de la mina ajena. El gobierno no insistió en la auditoría para determinar el real valor de las instalaciones, limitándose a bajar intereses y aceptando que se lo carguen a los costos de operaciones; como también la depreciación, lo que viola normas contables. Inversión y costos sobrevaluados encubren cuantiosos beneficios de la transnacional.
-El Estado, dueño del oro, sigue sin poseer una sola acción y, por tanto, sin participar en la gestión de la empresa, lo que nos expone al engaño y la depredación.
-Las multas por violaciones aduanales, que suman casi 1000 millones de dólares, fueron ilegalmente descartadas.
-Los onerosos costos ambientales, cargados abusivamente al Estado dominicano, y las medidas para reducirlos, fueron ignoradas. Del cianuro ni se habló. 
-El privilegio sobre el uso gratis de las aguas de la Presa de Hatillo se mantiene a riesgo de un gran desastre ecológico.
-Continuará la violación al Código de Trabajo y normas de OIT, aceptándole a Barrick un régimen laboral especial. Igual la violación al régimen de divisas del Banco Central.
El contrato, nulo de origen, ilegal, inconstitucional, saqueador y depredador, seguirá vigente casi totalmente; mientras el gobierno no especifica en que empleará sus nuevos ingresos, lo que se presta a su mal o inadecuado uso.
La “montaña” por miedosa “parió un ratón”, mal utilizando la ejemplar lucha de este pueblo que arrinconó a la Barrick. Vale, pues, insistir en la nacionalización.

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