ARTURO RODRIGUEZ
Debo escribir por lealtad
En esta historia sin fin,
El drama de estos muchachos
Juan, Malé y Serafín.
Siendo tres hijos del pueblo
Cuyo único pecado
Fue disentir de un gobierno
Con un perfil despiadado
Persiguiendo las ideas
De todos sus adversarios.
El pueblo sufre indignado
Por tan vil atrocidad,
Y dice, a la autoridad
Que representa el estado,
Que en los archivos guardados
De este crimen tan absurdo
Reposan, aun, moribundos
El nombre de los culpables
Y la sociedad espera:
Antes de morir, ¡que hablen!
Es injusto condenar
A tan sangriento castigo
A tres jóvenes prodigios,
Por sus claras convicciones,
Ante un sistema deforme
Repleto de hipocresías
Imponiéndoles sanciones
A todo el que para entonces
Defendían con sus razones
Diferente ideología.
Adiós, les dice su pueblo
Y la patria aun los llora,
Confiando que la sonora
Trompeta de la justicia
Algún dia sensibilice
Su espíritu corruptor
Y permita que el dolor
De quien perdieron sus seres
Sabrá muy bien responderle
Castigando cruel traidor.
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