Atraídos por la belleza del bosque marino, turistas de todo el mundo viajan a Sabana de la Mar a cnocer los manglares |
Las carreteras permanecen llenas de excursionistas que parten desde los hoteles de las costas de Punta Cana, Bávaro y Verón hasta llegar al costero municipio de Sabana de la Mar, donde, guiados por Luis Carlos López, encargado del Ministerio de Medio Ambiente en la zona, inician la peregrinación al santuario costero-marino de mangles.
Para los extranjeros la belleza y el encanto natural que bordea al costero municipio de Sabana de la Mar es uniforme con la formación de los manglares, que advierten que se está llegando a la bahía San Lorenzo, reservorio de una rica y acentuada fauna y flora, que atrae a turistas y que es un centro de producción de peces, moluscos, mamíferos y crustáceos para la alimentación humana.
También atrae a los turistas nacionales y extranjeros la gran cantidad de aves y nidos que se avistan sobre las raíces y el maleable follaje que va cubriendo la espesura húmeda que da a la bahía de San Lorenzo.
Los anidamientos son incontables, pero el volar y trinar de aves te van diciendo del encanto que se vive en la carretera acuática-ecológica del río Jibales que se abre al mar haciendo navegable unos cuatro kilómetros. Vistos desde que se zarpa en el embarcadero del río Jibales, en Caño Hondo, a unos 9 kilómetros al oeste, los manglares, con sus retorcidas y encorvadas raíces, son una verdadera atracción en la explotación del ecoturismo en el este.
Desde que abordan la embarcación para el recorrido, los turistas sienten la impresión que se está corriendo por una carretera acuático-ecológica, donde los leños de mangles parecen querer atrapar al visitante y el vuelo de aves obliga a tomar cámara.
Es que esta espesura de bosque marino guarda en sus aguas y enredaderas, una de la más rica fauna y flora de República Dominicana.
Los retorcidos árboles van formando a especie de cuevas, que se convierten en reservorios y hábitat de crustáceos y peces.
Un escudo que protege las costas
Aunque fueron afectados por los vientos huracanados del ciclón Georges de 1998, los mangles de Sabana de la Mar son en la actualidad una de las razones que llevan a turistas e investigadores de la biodiversidad a interesarse por conocer este bosque costero, que cubre unos 10 kilómetros de extensión desde la bahía San Lorenzo hasta la desembocadura del río Yabón, frente a la bahía de Samaná.
Se ha dicho que los mangles son como un escudo heráldico que protege las costas de las aguas marinas y el mar de la contaminación y la sedimentación que producen las escorrentías de las aguas que salen de las montañas del Parque Nacional Los Haitises.
En el ámbito mundial, los manglares ocupan aproximadamente 16,530,000 hectáreas, de las cuales 5,831,000 están en América Latina y el Caribe, o sea, 35.3 por ciento del área total y, de estas, las mayores extensiones se encuentran en Brasil y México.
Los mangles de Sabana de la Mar son, según expertos ambientalistas, un criadero de mamíferos, en el que se resalta el manatí, que, según he podido constatar, están siendo capturados por pescadores de Sánchez que incursionan en la bahía San Lorenzo.
El valor económico y ecológico es invaluable, pero se estima que la mayoría del cangrejo capturado en la región este es producido en los mangles de Sabana de la Mar. Luis Carlos López Calcaño, del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales en la zona, dijo a LISTíN DIARIO que los mangles de Sabana de la Mar son uno de los criaderos más importantes del país de cientos de especies de peces, moluscos, mariscos y crustáceos.
Las floras marinas o arrecifes de corales y sus larvas se desarrollan de manera acentuada en las raíces de los mangles, lo asegura la sustentabilidad de la industria pesquera en la zona, que en los últimos dos quinquenios se ha ido organizando en este municipio de ricos y esplendorosos recursos naturales.
Los manglares atrapan sedimentos y hojarascas entre sus raíces y se ha escrito que ayudan a rellenar y recobrar terrenos con valor orgánico.
En las ciénagas de Sabana de la Mar, las autoridades de Medio Ambiente han repoblado importantes áreas de mangles, que habían sido por ganaderos para dar paso al cultivo de pasto para el ganado y la siembra de arroz.
Hay que destacar que el mangle se reproduce por estacas, extraídas de las torcidas raíces y entre Sabana de la Mar y Samaná está el 40 por ciento de la producción nacional. La morfología o configuración de los manglares de Sabana de la Mar es de lo más importante, caracterizándose por presentar topografía escabrosa, creando cerros y depresiones.
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