lunes, 2 de noviembre de 2009

Subasta en Higüey para reparar iglesia San Dionisio

MANUEL A. VEGA


HIGÜEY.- El sábado 7 a Higüey volverán las desaparecidas subastas ganadera, esta vez para recaudar fondos a beneficio del santuario de San Dionisio, un símbolo histórico de la espiritualidad de esta turística provincia.

La subasta de reses y caballos contará con ganaderos de La Romana, Hato Mayor, San Pedro de Macorís, El Seibo, Miches, Sabana de la Mar y otras regiones del país.

Las actividades están programadas para el próximo sábado 7 de este mes a partir de las ocho de la mañana en los corrales de la Asociación de Ganaderos de Nisibón (AGANI), en el kilómetro 4 de la carretera Higüey-La Otra Banda.

Los directivos de la organización Unidos por Higüey, encabezados por su presidente Darío Yunes, informaron que los fondos serán destinados para restaurar la centenaria Parroquia San Dionisio, que actualmente presenta graves signos de deterioro.

En ese sentido, llamaron la atención de los higüeyanos residentes en diferentes puntos del país y el exterior, dominicanos de buen corazón, empresarios y público en general a que se sumen a esta jornada para rescatar el vetusto templo, primera casa de la Virgen de la Altagracia previo a la construcción de la Basílica.

Otras organizaciones que co-auspician estas actividades son Mía TV y Génesis FM, la Asociación de Caballos de Paso Higüeyano, el Club Gallístico de San Rafael del Yuma y la Parroquia San Dionisio.

HISTORIA

La tradición histórica arrastra que para el año 1552, Don Francisco de Dávila, fundador de Hato Mayor del Rey, destinó un porcentaje de sus bienes para iniciar la construcción de un Santuario que desplazara la ermita de tabla de palma y techo de cana, erigida posiblemente en 1522 en honor a Nuestra Señora de la Altagracia, hoy Madre Espiritual y Protectora del Pueblo Dominicano.

Aunque hoy sigue siendo un lugar de peregrinación y testigo de una de las más profundas manifestaciones de fe de América desde la Villa de los Milagros, con el paso de los siglos sus muros coloniales amenazan con colapsar y ceder ante los embates del tiempo y la falta de un riguroso mantenimiento.


Conocida también como Iglesia de Nuestra Señora de La Altagracia, es uno de los templos más antiguos de República Dominicana. Se encuentra ubicada en la ciudad de Higúey y allí nació la veneración de la virgen considerada entre las protectoras del pueblo dominicano, aunque es la de las Mercedes la patrona.
El antiguo templo fue fabricado entre 1569 y 1572 y representa el tipo de iglesia con una nave, crucero no acusado hacía el exterior, ábside poligonal y una bóveda de cañón sobre arcos torales apuntados, según lo señala E. Walter Palm. Los ontrafuertes son oblicuos, a la manera del siglo XV.
En la citada iglesia estuvo la Santísima Virgen de La Altagracia, desde los días mismos del siglo XVI, cuadro que ahora reposa en la Basílica de Higúey dedicada a su culto.
La tradición cuenta que un buen cristiano de la provincia viajaba con frecuencia a otros pueblos y que una hija le pidió como encargo una Virgen de La Altagracia, pero al regresar había olvidado dicho encargo.
En un próximo viaje juró traer el encargo, lo buscó sin encontrar el cuadro que la hija deseaba. Al regresar a la pensión o lugar donde estaba alojado, y luego de la pesadumbre de no haber podido encontrar la imagen, vio un rollo y el mismo no era otro que el cuadro de la Virgen.
Nadie nunca reclamó el cuadro ni cobró dinero por la obra. Así el buen hombre partió hacia Higuey movido por la fe y el milagro. Desde entonces la Virgen de La Altagracia es parte de las festividades del lugar.
En el sitio de Quibor, Venezuela, la virgen es también la patrona del lugar y su culto fue llevado allí por un colono venezolano que había vivido en La Española, el capitán Gracián de Alvarado, acontecimiento que el historiador venezolano Hno. Nectario María ubica entre 1600 y 1620.
Son múltiples los encantos de la Basílica de Higüey.
Sus paredes albergan a los que buscan tener un contacto directo con la Virgen de la Altagracia, Protectora del Pueblo Dominicano, y a los que simplemente acuden allí con el objetivo de presenciar el que, de acuerdo con muchos, es el mayor monumento religioso del país.
Sin embargo, "mansos y cimarrones" tienen algo en común: no se resisten a la tentación de adquirir los diversos artículos alusivos a la Virgen que son comercializados en los alrededores del templo religioso.
La lista es tan amplia como el número de compradores que se apersona a la Basílica el 21 de enero, día en que se celebra la festividad de Nuestra Señora de la Altagracia.Como en los mercados y desde tempranas horas de la mañana, los vendedores colocan sus mesas, una a la par con la otra, donde exponen los diversos artículos que ofrecen a los miles de visitantes que recibe el templo.

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