lunes, 22 de abril de 2019

Juan Santana, fue un popular ferretero de Hato Mayor


Manuel Antonio Vega

Juan Francisco Santana  nació en el ganadero pueblo de Hato Mayor del Rey, el 24 de junio de 1933. Fueron  sus padres doña Esmeralda Santana Contreras y don Juan José  Santana (Juanico).
Casó con la educadora Juana Cueto, quien le acompañó en su vida comercial durante 34 largos años, cuando falleció el  18 de noviembre del 2018.
Con apenas un 8vo curso de educación media, este fornido  y corpulento hombre enseñó con su ejemplo de trabajo y dedicación, que el esfuerzo hay que hacerlo para ser alguien en la sociedad.
Tuvo que sortear trabajo como chofer para varios  hacendados, como  Abraham Hoffiz Nuffer, padre de Bambán Hoffiz y Alejandro Laureano y otros que se peleaban por tener su servicio de conductor.
Laborando con Alejandro Laureano, adquirió su primer camión para iniciar su independización laboral y económica.

El dinero ahorrado llegó a guardarlo en maletín, porque para la década de 1960 todavía Hato Mayor no contaba con sucursal bancaria.
Llegó a ahorrar RD$ 3,000.00 y compró su  primer camión con 2 mil 500 pesos, dejando 500 para comprar  materiales de construcción como arena, cemento y varilla, empleando a los personajes conocidos como Chochó, Anixio Santana y Zenón el Cojo.
Hasta el año 1991 se desempeñó como chofer de camión de varias personas adineradas, instalando su primer negocio de vender arena para la construcción,
Es el 1994 que decide no solo vender arena, sino instalar   la “Fábrica de Block  Materiales de Construcción Santanita” un pequeño negocio que inició con 3 mil pesos y que prontamente se convirtió en u sólido negocios, que después de su muerte mantienen operando su esposa Juanita e hijos.
El negocio está ubicado al lado de su casa, en la calle Padre Meriño No. 27, un lugar estratégico, donde la gente no tiene que ir lejos para comprar los materiales de su hogar.
En el lapso 1991 y 1994,  las cosas fueron caminando bien, llegando Don Juan Santana a comprar los terrenos en el sector La Matica, donde instaló su fábrica de block y venta de agregados, lo que le disparó la venta, recibiendo cambios sustanciales en su economía.
El crecimiento económico no se detuvo y ya para el 2008 amplían, al comprar la casa donde viven e instalan el centro ferretero.
En la familia
De aspecto bonachón, Juan era una persona muy atenta no solo con sus clientes, sino en el hogar, donde tenía la responsabilidad y honestidad como filosofía de vida en la formación de sus hijos.
“Él era muy atento, se pasaba de atento en la casa, gustaba de las canciones mexicanas”, revela su esposa, que dice nunca olvidará lo que hizo en vida por el desarrollo de su familia.
A sus hijos,  Kenia  Isabel Santana Sosa, la mandó a estudiar derecho a la universidad y hoy es jueza de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación de San Pedro de Macorís; a Francisco y a Esmeralda los envió a estudiar contabilidad y  Esmeralda Santana se graduó de ingeniera civil a los 21 años. Además estuvo a Juan Francisco y Francis Santana (fallecido).
“Siempre aspiró a que sus hijos fueran profesionales, para que se entregaran al trabajo honesto en la sociedad”, apunta la viuda.
Su tiempo de ocio lo aprovechaba para jugar dominó y pasear en familia a lugares turísticos, como amante de la naturaleza.
Llegó a pertenecer al Club 21 de Enero, la Logia Generación 21 de Enero y al Club de Choferes de Hato Mayor, donde conoció, donde llegó ser dirigentes.
Se desempeñó como presidente de la Asociación de Ganaderos de Hato Mayor, donde ayudó a impulsar el crecimiento del sector productivo en compañía de destacados productores como Ricardo Barceló, Ramón Astacio, Agustín Ramírez, entre otros. También fue miembro dirigente de la Cooperativa de Ganaderos de esta ciudad.
Su dispar oficio de empresario ferretero, lejos de convertirlo en hombre segado por el dinero y la buena vida, lo hizo un ser de carácter bondadoso  y poseedor de un lenguaje cargado de historias,  anécdotas y chistes, que tenía como telón de fondo su origen humilde de hombre sacrificado por el trabajo
Era un verdadero parlante  cuando se trataba de hablar de música mexicana, ritmo que acarició hasta en lecho, llegando a entonar canciones con una precisión admirable.
 Si todos estos aspectos configuran los rasgos más señalados de su biografía, no menos significativa era su actitud ante el nuevo cambio social y urbano que experimenta Hato Mayor en los últimos años.
Siempre mostró su interés y curiosidad por la fisonomía urbana que impera en distintos contextos geográficos de la ciudad, llamando a las autoridades  municipales a que aseguraran un desarrollo sostenido de la ciudad, sin obviar el desmantelamiento de tarantines en los espacios públicos.
Soñaba con ver a su Hato Mayor con más negocios establecidos, porque creía era la única forma de paliar el desempleo en la ciudad.

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