martes, 3 de septiembre de 2019

Aníbel soñaba con hacerle las casas a su madre y sus tres hijas

 Manuel Antonio Vega
SAN PEDRO DE MACORIS.- “No puedo quitarme de mi mente el cuerpo de esa mujer. La veo  a todas horas, esté despierto o durmiendo”, llegó a confiarle a un amigo Yasmil Oscar Fernández Estévez, el empresario que mató el pasado sábado de múltiples disparos a la abogada Anibel Gonzalez Ureña y luego se suicidó de un disparo a  la sien derecha, hecho registrado en el sector Los Maestros, ubicado en el centro de esta ciudad.
La obsesión y los celos de Yasmil con Anibel lo tenían ciego y lo llevaron a imaginar hombres alrededor de la industriosa y sagaz profesional del derecho, que soñaba con llegar a trabajar en la Embajada de Estados Unidos en el país.
“El temía que ella, que se  había especializado en asunto migratorio y había realizado una maestría en Estados Unidos, lo abandonara, cuando siempre, a pesar de los maltratos que le dabas, vivía enamorada de él”, dijo a Diario Libre el amigo de Yasmil, que pidió reserva de su nombre.
La noche de la tragedia, el sábado 28 de agosto, el hombre llegó en silencio y parqueó el carro que andaba  frente a la casa, ubicada en la calle Esterbina Richied
Escuchó de cinco a seis disparos y segundo después observé que ella bajaba la escalera de la casa y la senté en una silla hasta que a la media hora apareció la gente del 911 y la llevaron al hospital Antonio Musa.
“Como a los seis minutos bajaron las niñas, pero él nunca bajó, lo que hizo presumir a un amigo que me acompañaba al frente y que compartíamos frente a mi casa, que él se disparó, y que había matado su proles”.
Narró que en ningún momento ella perdió el conocimiento, a pesar de haber recibido un proyectil que le atravesó el pecho.
El homicida-suicida siempre iba a llevar las niñas que mandaba a buscar, pero que nunca en los 27 días que tenía viviendo Anibel él llegó a subir, solo el día de la tragedia
“El había ido a la casa a llevar a dos de sus hijas, pero una vez dentro le pidió que se encerraran en la habitación, lo que aprovechó para ir hasta el baño, donde se duchaba Anibel y al parecer en medio de forcejeo le disparó repetidas veces, dejándola por muerta”, dijo entre sollozos su hermana Rosanny González Ureña.
“Mi hermana era lo máximo, talentosa, nunca salía sin mí, tanto así que me sacó visa para que pudiera viajar con ella por el mundo”, manifestó.
Reveló que a ella le gustaba salir, andar, compartir y cantar, “porque cantaba lindo”.
“Se grababa en el carro cantando e iba a los Karaoke, donde daba demostración del buen cantar”, dijo.
Anibel soñaba en grande y buscaba su superación personal en medio de las adversidades que le deparó la vida.
Entre sus sueños contó su hermana, estaba hacerle una casa a sus hijas y otra mi madre, así como trabajar en la Embajada de Estados Unidos.
Cuando fue atacada a cuchilladas en diciembre del 2017 por Yasmil, Anibel se fue a residir en Santo Domingo, mientras sus hijas se quedaban bajo el cuido de su madre, en el barrio 24 de Abril, al Este de San Pedro de Macorís.
Reveló que su hermana nunca firmó el “Acuerdo Asesino”, que prohijó una fiscal coordinadora de la Unidad de Violencia y Género en San Pedro de Macorís y pidió una sanción ejemplarizadora para la fiscal  que “permitió mataran a mi hermana”.
La familia piensa que el asesino iba a durar por lo menos 20 años y que ella se iba a ir a Estados Unidos a vivir con sus tres hijas.
“Yo le dije que no se casara con esa bestia desde un principio, pero ella nunca me hizo caso, porque era que  el la maltrataba, le dabas golpes y humillaba”.
Sostuvo que ella duró 11 de 13 años que duró con él  en ”martirio que terminó con su vida”.
La madre
Con los parpados mojados por una corriente de lágrimas que brotaban de sus enrojecidas ojos, doña Virgen Mercedes Ureña, dijo no tener palabras para definir lo bueno que era su hija con ella, “que soñaba con hacerle la casa a sus hijas y una a mi”.
“Era lo mejor, como hija, como hermana, como amiga, soñaba poner a sus hijas bien y a mi también”, dijo con voz entrecortada la atribulada mujer, que al igual que su hija Anibel, solo procreó tres hijas.
Agregó: “Luchó hasta el final, la muchachita era la más luchadora que yo conocí, era incansable”.
Anibel González Ureña deja en la orfandad a sus tres hijas Shanny, de 12 años; Kamil de 9 y Anny Emil, de apenas tres añitos, las cuales eran su adoración y luchaba por su desarrollo y formación.
Se graduó de licenciada en derecho en UNICARIBE, en Santo Domingo.
Huyéndole al hombre, que finalmente terminó con su existencia, Anibel se fue a vivir a Santiago, donde tenía aspiración a regidora por el Partido de la Liberación Dominicana, motivada por el senador de aquella provincia.
Al momento de ser asesinada, la occisa diligenciaba la residencia de sus hijas para establecerse en Estados Unidso, en cuyo apresto estaba siendo ayudada por el Procurador General de la Reública, Jean Alan Rodríguez.
Sus padres Félix González y Virgen María Ureña, llevan más de 20 años separados, pero no dejaban dentro de sus posibilidades a ayudar a sus hijas para que estudiaran y fueran mujeres de bien.
Hoy que no tienen “al talento del hogar”, como llamaban a Anibel, no saben  cómo salir a camino y quien proteja con los estudios a los niños que dejó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario