sábado, 18 de enero de 2014

Higüey camina hacia el desarrollo en medio del caos y la violencia

Rafael Alonso Rijo

No bien el día despunta y los primeros rayos del sol comienzan a calentar y esta ciudad, la principal de la provincia La Altagracia, en el extremo Este del país, se va transformando poco a poco en una especie de pandemonio que a cualquiera asusta  por el enorme movimiento.

Y es que desde antes de las 6:00 de la mañana a esta ciudad comienzan a llegar, desde toda la geografía nacional, decenas de autobuses de pasajeros para hacer una primera parada y luego continuar viaje hacia la zonas turísticas de Bávaro-Punta Cana y Uvero Alto.

Ya para las 9:00 de la mañana, el casco central de la ciudad es un hervidero humano que revela una intensa actividad laboral, en todos los sentidos, pero sobre todo en el sector privado, el comercio y el transporte, que es un verdadero caos donde la temeridad es la dueña de calles y avenidas.

El hecho de que la provincia La Altagracia tenga el tercer parque vehicular del país, distribuidos principalmente en la zona turística y el municipio cabecera, es revelador del desorden existente en las calles, donde el irrespeto al peatón es el pan nuestro de cada día, sobre todo de parte de los motoconchistas, una especie de plaga que inundan las calles de la ciudad.

A la espera de un nuevo acueducto para todo el municipio

Aunque parezca una exageración, lo cierto es que Higüey no ha tenido un acueducto para todo el municipio. Por esa situación, tener agua en la casa o el negocio significa haber invertido una gran cantidad de dinero en hacer un pozo o sencillamente comprarla. Incluso, los hoteles citadinos limitan el uso del agua, ya que los sistemas de suministro del líquido son limitados.


No obstante, todo parece indicar que el problema pudiera resolverse este año, cuando se termine de construir el acueducto, que ya suple parcialmente de agua a los principales barrios de una ciudad que, en los últimos 20 años, ha crecido de forma desproporcionada y sin planificación alguna.

De acuerdo con el presidente de la empresa constructora del acueducto, Michele Frenchat, la obra bien pude estar terminada para mitad de año, siempre que el Gobierno erogue los fondos necesarios. Por lo pronto, una virtual parálisis se observa en los trabajos de construcción.

A la queja por la falta de agua se le suman los reclamos ciudadanos a la alcaldía, pues si bien se pudo notar que en el centro de la ciudad las calles fueron asfaltadas con motivo de celebrarse el 21 de enero el Día de la Virgen de La Altagracia, en los barrios periféricos, como Villa Cerro y Mamá Tingó, las calles lucen polvorientas, descuidadas y con cúmulos de basura.

Ramón Güílamo, el gobernador

El gobernador provincial, Ramón Güílamo, reconoce la situación de la ciudad y la provincia, señalando que la explosión de la industria turística ha traído a su provincia desarrollo y dinero, pero que las autoridades de entonces no advirtieron las consecuencias que el fenómeno generaría.

“No  hubo una preparación adecuada para lo que se estaba produciendo”, observó, “pero se ha ido tomando el control y se están ejecutando planes que van dirigidos a organizar el tránsito y hacer de esta ciudad una de las más seguras del país.

Al hablar de hacer una de las ciudades más seguras del país, Güilamo reconoce la observación de que los niveles de violencia en la provincia y la ciudad son alarmantes.

“Estamos dentro de las cuatro provincias más violentas del país, y por eso fuimos incluidas dentro del Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, pues hay que cambiar la cara de Higüey en ese sentido”.

Con Güílamo coincide el ingeniero Darío Yunes, presidente de la Comisión Civil de Desarrollo Provincial, quien sostiene que una de las causas de la violencia es la enorme pobreza de la gente de la provincia: el 52% de los habitantes es pobre y un 20% vive en pobreza extrema.

Mientras, en la calle la gente se queja del alto costo de la vida, la drogadicción y las condiciones de las calles de los barrios periféricos, así como la dilación en la recogida de basura.

Yunes describe a Higüey de forma muy gráfica: “Es la ciudad más cara de América, no hay agua desde hace más de medio siglo, no hay desagües ni alcantarillado pluvial, y menos planta de tratamiento”.

Mientras, Fernando Custodio de los Santos, residente en la ciudad desde hace seis años, dice que los niveles de violencia son tan elevados que “es rara la semana que aquí en la provincia no maten a dos o tres personas, e Higüey se ha tornado muy inseguro para vivir.”

Observa que si bien es cierto que hay mucho trabajo, mucho más cierto es que el que vienes de otros pueblos lo hace por necesidad.
Una provincia dinámica y de mucho movimiento
La ciudad de Salvaleón de Higüey está ubicada a unos 155 kilómetros al Este de Santo Domingo, y es el municipio cabecera de la provincia La Altagracia. Tiene una superficie de 1,704.59 kilómetros cuadrados y fue fundada en 1503 por Juan de Esquivel.

De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Familia de 2010, tiene 141,751 habitantes, de los cuales 71,994 son hombres y 70,257 mujeres.

Tiene una densidad poblacional de 83 habitantes por kilómetro cuadrado. Es una de las ciudades de la República Dominicana de más desarrollo económico debido al turismo, siendo la provincia La Altagracia la que más aporta al producto interno bruto (PIB) cerca del 16%. Además de sus playas, también cuenta con uno de los templos católicos más visitados del país, que es la Basílica de Higüey, santuario de la Virgen de la Altagracia, patrona de los dominicanos.

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